Te olvidaste de darme los buenos días, y mis besos de buenas noches se fueron apagando

Todo-Nada

Cuéntales a los niños la verdad, desde un principio. No les cuentes cuentos que no les servirán para nada el día de mañana. Cuéntales como es la realidad, como es el mundo en el que tendrán que vivir, que lo vayan afrontando poco a poco y no se den el batacazo cuando pongan un pie en la calle, en esa calle donde todo lo que nos han contado de pequeños no vale para nada, donde nada es como habíamos estado imaginando todos estos años. Cuéntales como es la vida real, que van a tener que afrontar miedos y saltar barreras, que no se den por vencidos nunca, que se levanten de la caída hasta quedarse sin fuerzas. No te olvides de contarles que solo ellos son los autores de su vida, los protagonistas, que los demás son tan solo personajes que saldrán y entraran como si de una obra se tratase. Explícales que tienen que quererse, que tienen que valorar lo que tienen y mirar por ellos mismos, que hoy en día nadie piensa en el otro, egocéntricos todos. Explícales las veces que haga falta que sientan mil sensaciones únicas, mil emociones, mil sentimientos. Enséñales a luchar por lo que desean, a proponerse y cumplir sus propias metas, enséñales que tienen que estar orgullosos de ser quienes son, de tener lo que tienen. Edúcales para que sean autónomos, que no se dejen llevar por nadie, que nada les condicione, que tengan claro su camino, que nada les coarte a la hora de llevar a cabo sus sueños. Diles que el día de mañana, no olviden sus raíces, de donde provienen, que no olviden su pasado, su historia ni su destino jamás. Que tengan las cosas muy claras, que piensen libremente, que vayan a su aire y que opinen sin ajusticiar a nadie, que sean puros y sinceros que es lo único que no abunda en este mundo, al contrario que la mierda. Ayúdales a entender que van a tener que sufrir, que los amores de película y cuento de hadas no abundan, que puede que no encuentren el amor a la primera y que sentirán como su corazón queda reducido a cenizas mientras que pequeñas lágrimas inundan su preciosa cara. Diles y repíteles para que no lo olviden nunca, que el tiempo lo cura todo, que nada en esta vida por suerte o desgracia, nada es eterno.

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