Te olvidaste de darme los buenos días, y mis besos de buenas noches se fueron apagando
Cambios de humor, tan pronto en lo más alto, riendo, pensando en positivo, viendo la cara a la moneda, ofreciéndote a mejorar el día a cualquiera. Y como si de pasar la página de un libro se tratase todo cambia, tu humor también. No es que te vengas abajo de ánimo, sino que no aguantas nada, no pasas ni la más mínima, es como si estuvieras conectado a la corriente eléctrica y la mínima chispa provocase un cortocircuito. Por cualquier motivo o sin él, se te cruzan los cables y no hay quien te tosa, estás inaguantable y hasta tú mismo lo notas. Quizá el día gris, las gotas de lluvia empapando todo a su caída, ayuden. De camino a casa, una tromba de agua se cruza en tu camino como esas miradas que no agradeces, sueltas todo tipo de palabras mal sonantes por que hace frio y por mucho paraguas que lleves, el viento intenta arrebatártelo y crees que hasta inventando nuevas palabrotas, cesará el viento y con él, la lluvia. Rodeas charcos, cruzas calles por donde casi un rio no te lleve por delante pero…tus pies están empapados. Tus botines y los dos pares de calcetines que te pusiste con el objetivo de evitar la congelación de tus dedos están mojados, empapados. Al unísono que tus pasos, vas notando como el agua va a terminar rebosando por alguna parte de tu calzado, no sabes si seguir tu camino con ellos puestos o en la mano, total… Queda poco de tu camino hasta el metro, rodeas ese callejón que estará de barro hasta las trancas, casi arenas movedizas en las que si te metes, te costará salir. Pasas al lado de portales que acogen por breves periodos de tiempo a nuevos inquilinos que intentan resguardarse del aguacero que está cayendo, que están mojados más o menos como tú. Con tu cara de perro por el tiempo, frio y con los pies que sabes que están ahí porque los ves, pero no los sientes…te sale una carcajada cuando un coche pasa por un paso de peatones inundado, levanta el agua como si de una ola se tratase y ves la reacción de aquellos que esperaban para cruzar.
Gilipollas de ti, que aún sabiendo la respuesta a la pregunta,
silencio, sigues apostando al mismo número por si quizá…algún día la suerte te sonría.

suerte? s u e r t e ...

Estúpida, idiota, tonta. Maldita inocencia. Maldita la sonrisa y la mirada que te hacen pensar que esta vez, no iba a ser como las anteriores, que todo iba a salir, no bien, pero iba a salir. Estúpida que no aprendes de los errores, de las experiencias pasadas, de los golpes que da la vida. Estúpida por creer con los ojos cerrados y fiarte de las buenas apariencias que a muchos caracterizan detrás de unos bonitos ojos. Idiota por pensar que una sonrisa soluciona todo, que cambia todo un mundo. Tonta por confiar demasiado, quizá sea ese tu problema. Confianza elevada al máximo exponente. Confías sin esperar nada a cambio, confías por que quieres, porque te sale solo confiar en el otro y…tanto que no esperas nada a cambio y nada recibes. Nada.

No te preocupes por el alquiler y las condiciones del contrato, ya lo hablaremos tranquilamente, llegaremos a un mutuo acuerdo. Mi último inquilino no tuvo pegas pero no me convenía tener alguien así bajo mi mismo techo. No le eché, simplemente venció el contrato, ya era demasiado tiempo. Quedó reducido a cenizas, como leña que arden en la brasa. Te diré sinceramente que puedes quedarte cuanto quieras, podríamos firmar un contrato indefinido, he oído hablar tan bien de ti que si decides quedarte te lo voy a poner muy fácil para que no te quieras marchar. En cuanto te instales voy a poner tu nombre en el buzón, Felicidad, para que puedas recibir tu correspondencia sin demora, y ¿por qué no? Para que sepan que vives conmigo, que vivo contigo. El antiguo inquilino dejó algunos desperfectos, dañó tuberias y rompió paredes de este pequeño corazón que poco a poco, con tu ayuda y la suya se irá arreglando.


Ángel con jota

No puedo evitar ahora mismo pensar en ti y derramar alguna lágrima. Por mucho que lo intente…salen solas. Yo que para estas cosas no valgo, que no soy fuerte y a la mínima saco todo, cuando los sentimientos están a flor de piel, se condensan en mis ojos de forma visible. No sabes lo que me gustaría que estuvieras aquí y que vieras todo esto, todo lo que está pasando en primera línea. Las cosas cambian a un ritmo frenético, de la noche al día y casi sin darnos cuenta. Unos días tan arriba, queriendo atravesar las nubes y llegar incluso al mismísimo cielo, dando lo mejor de mí sin pedir nada a cambio y otros…en los que parece que después de haber tocado el cielo, todo se cae de golpe como un castillo de naipes derrumbado por el viento. Días en los que hubiera sido mejor seguir durmiendo a partir de las siete de la mañana, días en los que no me siento grande, no valoro y el negativismo se apodera de mi, tan pequeña y vulnerable. Como me gustaría que estuvieras en esos días, para darte lo mejor de mí, para contarte mis planes de conquista terrestre, para contarte cualquier estupidez y que riamos juntos. Sabes, ahora estoy en esos días en los que no busco problemas, ni agujeros infinitos sin salida, en los que me sonríe la vida y si no, ya está él para hacerla cosquillas y que la sonrisa sea la mía. Me siento bien conmigo misma, con el resto, todo lo veo positivo menos la ausencia. Tu ausencia. Como me gustaría también que estuvieras en los días no tan buenos, en los malos, para pedirte consejo y que me ayudases a salir adelante. Me gustaría tantísimo verte. Me gustaría tanto que me vieras crecer, día a día madurar por las buenas o por las malas, con palos y sonrisas, que me vieras reír sin motivo alguno o con millones de ellos. Ojala pudieras estar presente en el momento de mi caída y verme levantar, limpiarme la ropa y seguir hacia delante. Ojala me vieras de cerca, proponerme metas y alcanzarlas, dejarme la piel por todo aquello que valoro.
Ojala me vieras ahora mismo, no me falta nada, más que tú, tengo lo que quiero y quiero lo que tengo. Mil motivos para reír, pero los mismos por los que llorar, porque tú eres esos mil motivos.

Abrígate

Abrígate bien. El tiempo hoy no es cálido y no tenemos las defensas como para salir a la calle en busca de un buen constipado. Ves, del cielo están cayendo pequeños copos de nieve que esta madrugada eran gotas de agua y con las bajas temperaturas, han cambiado su forma. Ahora son más ligeros y el viento juega con ellos a su antojo. Las sube, las baja y hace remolinos blancos. Abrígate bien y sal a la calle, tapa cualquier resquicio que pueda aparecer con una bufanda para que esas pequeñas gotas no calen tu cuerpo. Ponte los guantes y evita que se te pongan las manos moradas del frio. Cúbrete la cabeza con un gorro, no solo para que las gotas no mojen tu cabello, sino que aunque las veas tan inofensivas, si se meten en tu cabeza, empezaran a hacerte pensar en el cómo alguien especial. Pequeñas gotas de amistad con algo de especial sobre tu cuerpo. Si siguen bajando las temperaturas, abrígate más aun. Esos pequeños copos ahora son algo más que amistad, unos poquitos no pasa nada, a todos nos hace gracia vernos lleno de nieve, nos parece tan especial. Pero cuando estamos empapados, con las manos heladas de frio, la nariz roja y la cara como si con tan solo rozarla se nos fuera a romper en mil pedazos, no nos reímos tanto. Cuando de verdad los copitos de amor han burlado las fronteras de nuestras mil capas de ropa y todo tipo de complementos para resguardarnos del frio y sientes como a ti también te han atrapado, tú también has caído en el juego de la gracia que acaba siendo algo más que una especial amistad…entonces estás calado hasta los huesos. El amor, por mucho que te has abrigado, te ha calado.

Balance

- Y ahora, ¿Qué te pasa pequeña? ¿Estás triste porque este año se acaba? 
No estes así, todos hacemos balance de los días del año que hemos vivido, recordamos momentos cuando este está próximo a acabarse. En este examen te das cuenta de toda la gente que ha podido pasar por ese año de tu vida, unos que fueron como estrellas fugaces, que tuvieron un paso breve o quizá insignificante y otros…otros que llegaron para quedarse. Ellos son los que su paso por tu vida, por tus días, es especial. Están ahí en los momentos buenos y en los malos, están ahí en los días grises y sabes ¿para qué? Para poner en tu cara la mejor de tus sonrisas y pintar ese cielo del color más bonito jamás visto.

+ Y mis estrellas especiales, aquellos que han pintado mis 365 días son ellos.
Empezar una nueva vida era lo que tocaba. No iba a ser nada fácil, muchos cambios en poco tiempo. Nuevos libros, nuevas caras…todo se hacía tan raro, tan nuevo. Era un cambio fuerte, dejar de lado su antiguo colegio donde había conocido a la mayoría de sus amigos y a aquellos que pueden considerarse compañeros o conocidos, donde había pasado la mayor parte de los 12 años que había estado allí, donde había vivido momentos buenos y otros que no lo fueron, donde había conocido y había sentido la verdadera amistad, dejando la teoría y llevándola a la práctica. Dejaba lo que había sido su vida hasta ahora. Cruzó los límites de lo que conocía para lanzarse a la primera gran aventura de su vida. Una aventura a la que miedo o respeto, quizá una mezcla, tenia. Iba a ser duro cambiarlo todo y hacerlo sola, sin los suyos, sin su gente, sin todo aquello que había sido su día a día. Y como las cosas de palacio, esto también debía ir despacio. Una nueva clase, gente que se conocía y otros que se presentaban. Se entablaban conversaciones, miradas que se cruzaban y relaciones que comenzaban. Un nuevo curso lleno de días para vivir comenzaba. Dejando a otro lado los estudios, había algo casi más importante, personas que cambiarían su día a día. La confianza fue llegando, dando paso a los secretos y las confidencias. Las conversaciones sobre cualquier tema y los consejos iban haciendo que aquello que parecía tan difícil, encontrar a alguien nuevo con quien poder hablar y desahogarse, no lo fuera. Las sonrisas en esos días de invierno donde el cielo es gris intenso, hacían que ese cielo entristecido por sus colores, tornase blanco neutro y casi se vieran unos rayos de sol, cambiaban cada mañana. Aquellos abrazos, que demostraban tanto en tan poco tiempo la hacían sentirse afortunada. Podía contar sin miedo al daño, al fracaso. Pocas veces las primeras impresiones son las reales, y esta fue una de esas pocas. No se había equivocado al ver en ella una persona transparente y clara, pura y con aquella gran capacidad para abrirse hueco en cualquier corazón que la supiera valorar. Aquello, esa relación, poco a poco iba siendo más especial, tantos momentos en tan solo unos meses hacían que pareciera que se conocían de antes, que habían pasado más tiempo juntas del que realmente habían pasado. Era como si se conocieran de otra vida, desde siempre. No todo podía ser color de rosa, momentos malos pasó y ella, ella estaba ahí siempre. Para darla escucharla, buscar una solución a sus problemas, sacarla una sonrisa y hacerla sentir especial con un abrazo que la hacía casi llorar. Cuando empezó a no verle salida a sus laberintos de pensamientos, cuando no encontraba la salida correcta, cuando pensó huir, cuando empezó a perder las ganas y pensó tirar la toalla, ahí estuvo ELLA. Para hacerla pensar que el mundo no se acaba con cualquier problema, para sacarla una sonrisa y a la vez unas lágrimas con tan solo unas palabras. Sonreía por tenerla a su lado, lloraba por tenerla, por darse cuenta de que había encontrado a alguien que estaba siendo muy importante en su vida, no solo por estar en los buenos, sino también en los malos y abrirla los ojos en muchos casos. Y hoy, la debe tanto…que necesita una vida a su lado para poder agradecérselo. Necesita saber que la tiene cerca, saber que es ella, única y especial como siempre lo ha sido. Un gran apoyo, una gran sonrisa, una parte que la complementa. Y sabes…hoy se alegra de tenerla en su vida, me alegro de tenerte en mi vida.
Se empeñan en hacerlo mas difícil, como si la humanidad sola no se bastase para complicarlo todo...

un poco más
¿Y por qué no explotar? Siente bien o siente mal. Explotar. Chillar al mundo dejando que todo lo que ocurre a tu alrededor te resbale. Que pase sin tocarte, sin afectarte, sin ni siquiera rozarte. Ver todo desde otra perspectiva, quizá con otros ojos y sentimientos. Como si vivieras aislado de todo lo que pasa fuera de tu burbuja, como si de una película se tratase, ver tus problemas y todos los que te rodean como si le ocurrieran a otro, a un actor que interpreta un papel. Verlo como un mero espectador más. Pero eso sí, con una única condición, que cuando alguna escena no te guste puedas chillar “¡corten!”, interceder en ella, cambiar el guión, la iluminación, el atrezo e incluso sacar de escena a algún personaje que realmente no encaje. No estaría mal ver como otro actúa en tu lugar, ver como se desenvuelve estando en esa situación, en esa en la que dijo mil veces como actuaria, como hablaría y ahora que está en ella…¿Qué? ¿Era tan fácil como pensabas o quizá la cosa se ha complicado un poco? Ahora tienes que pensar en tus actos, en las reacciones y en lo que pasará después. La decisión es solo tuya, nadie más puede ayudarte. Mide las ventajas y los inconvenientes, si eres calculador. Pesa las consecuencias de tus actos y que estas, jamás pesen más que tu sonrisa

Todo-Nada

Cuéntales a los niños la verdad, desde un principio. No les cuentes cuentos que no les servirán para nada el día de mañana. Cuéntales como es la realidad, como es el mundo en el que tendrán que vivir, que lo vayan afrontando poco a poco y no se den el batacazo cuando pongan un pie en la calle, en esa calle donde todo lo que nos han contado de pequeños no vale para nada, donde nada es como habíamos estado imaginando todos estos años. Cuéntales como es la vida real, que van a tener que afrontar miedos y saltar barreras, que no se den por vencidos nunca, que se levanten de la caída hasta quedarse sin fuerzas. No te olvides de contarles que solo ellos son los autores de su vida, los protagonistas, que los demás son tan solo personajes que saldrán y entraran como si de una obra se tratase. Explícales que tienen que quererse, que tienen que valorar lo que tienen y mirar por ellos mismos, que hoy en día nadie piensa en el otro, egocéntricos todos. Explícales las veces que haga falta que sientan mil sensaciones únicas, mil emociones, mil sentimientos. Enséñales a luchar por lo que desean, a proponerse y cumplir sus propias metas, enséñales que tienen que estar orgullosos de ser quienes son, de tener lo que tienen. Edúcales para que sean autónomos, que no se dejen llevar por nadie, que nada les condicione, que tengan claro su camino, que nada les coarte a la hora de llevar a cabo sus sueños. Diles que el día de mañana, no olviden sus raíces, de donde provienen, que no olviden su pasado, su historia ni su destino jamás. Que tengan las cosas muy claras, que piensen libremente, que vayan a su aire y que opinen sin ajusticiar a nadie, que sean puros y sinceros que es lo único que no abunda en este mundo, al contrario que la mierda. Ayúdales a entender que van a tener que sufrir, que los amores de película y cuento de hadas no abundan, que puede que no encuentren el amor a la primera y que sentirán como su corazón queda reducido a cenizas mientras que pequeñas lágrimas inundan su preciosa cara. Diles y repíteles para que no lo olviden nunca, que el tiempo lo cura todo, que nada en esta vida por suerte o desgracia, nada es eterno.

Un pedacito de vida

Puede ser que llegue un día en el que te acostumbres a esperarme donde quedemos, los cinco minutos de todas las veces. Llegará un día en el lo que veas normal y te dé la risa cuando llegue antes que tú. No se te hará raro llamarme y que no lo coja, que lo lleve en silencio y no me dé cuenta. No te preocupes cuando salga con mis amigos de fiesta, controlo con el alcohol y no soy de hacer locuras, siempre llego a casa por mis propios medios. No te rayes cuando no conteste a los sms, no suelo tener saldo. No soporto el aire según salgo de casa y me he tirado un rato frente al espejo arreglándome el pelo. Te acostumbrarás a mi carácter, pero siempre te sorprenderá mí pronto, el genio que llevo dentro. Te darás cuenta cuando estoy nerviosa o impaciente, se ve a la legua. Sabrás que cuando tengo un día gris, de bajón solo necesito un abrazo, una sonrisa y poco más. Cuando digo no es no, no te esfuerces en intentar cambiarlo porque no me vas a convencer de lo contrario. No suelo fiarme mucho de las primeras apariencias, prefiero conocer y aprender si me llevo el chasco. Me gusta comprobar las cosas por mí misma, quiero equivocarme, herrar y volver a equivocarme, pero esta vez mejor. Cojo confianza rápido con aquel que me la da, pero igual que viene, si me fallas, se va. Suelo perdonar y si tengo que pedir perdón lo pido. Odio que me lleven la contraria cuando sé que tengo razón. No me gusta la gente que tiene dos caras ni aquella que critica sobre la vida de los demás, tampoco aguanto el qué dirán, que digan lo que quieran, a mi me da igual. No puedo con aquellos que van tirándose el pisto ni tampoco con los que no hablan claro y no dicen las cosas en su momento. No me gusta tampoco en una discusión un vale o un ya está, me altera los nervios. Pero habrá cosas a las que nunca te acostumbrarás…
Le salió mal. El tiro por la culata. El caballo de Troya se vio reducido a astillas y su corazón en miles de pedazos. La jugada no resulto, no fue una buena táctica aunque todos opinaban lo contrario. Quizá fue la mejor idea jamás pensada, solo que no era la perfecta para que ella la llevase a cabo. Y se vio en el bando contrario, en el lado del enemigo que pasó a ser mucho más de lo que esperaba. Se vio sin fuerzas, sin poder llevar a cabo aquella genial idea que un día la convenció, sin poder resistir aquella puta tentación...

__¿Te acuerdas de aquel tiempo en el que de mi boca no salía otro nombre que no fuese el suyo? ¿Qué no tenía otro tema de conversación que no fuera él? Hace tiempo de eso sí, todavía me sigo acordando, que estúpida pude ser, como me dejé engañar por el niño bonito de turno…

+ ¿Por qué me hablas así?

- ¿Por qué? ¿Tienes el valor de preguntarme por qué? ¿Después de todo me vienes con estas?

+ ¿Después de que nena?

- No me llames nena – ya no le gustaba que le tratase como antes.- Después de que me prometieras el cielo y la luna, de que desaparecieras varios meses como por arte de magia y volvieras como si nada, después de no saber nada de ti durante más de un año y aparecieras el día antes de mi cumpleaños con tus jodidas y encantadoras palabras y esperases hasta las 00:00 para felicitarme por mis 16 y volvieras a desaparecer hasta ahora, ¿y me preguntas por qué?

+ Fue un error, tenía problemas, lo siento muchísimo quiero estar contigo, vamos a intentarlo.

- Un error…fue tu mayor error, jugar conmigo como jugaste, fue tu mayor error sabes, porque caíste en tu propia trampa y acabaste llorando por los rincones ¿Quieres estar conmigo? Después de más de un año sin saber nada de mí, no me hagas reír.

+ Da igual el tiempo que haya pasado, caí en mi propio juego y ahora se ha convertido en mi propia realidad, ahora ciento que te quiero, siento mucho más que eso.

- No quiero ni una sola palabra tuya mas, no me creo nada.

+ Por favor, vamos a quedar y lo hablamos.

-Yo no tengo nada más que hablar contigo, ni ahora ni nunca…

+ Escúchame por favor, te quiero

- Ahora estoy bien, ni espero una llamada tuya, ni espero a que pasen los meses y des señales de vida, no espero ningún sms tuyo ni que te conectes desde hace mucho tiempo. No quiero que formes parte de mi vida, yo ya no siento nada, quiero que sigas tu camino, que todo te vaya perfecto, que te sonría la vida.

Y ¿Qué? ¿Qué te dijo el después?

- Nada, le bloqueé y al minuto recibí un sms suyo:”No tengas miedo a nada NUNCA, mírame a mí, el miedo me echó para atrás y desde aquellas navidades no te he podido sacar ni un minuto de mi cabeza.”

Silencio

Era una sensación extraña la que ambos sentían, un déjà vu, algo que ya habían sentido, pero les gustaba. Como cualquier amor adolescente que entre risas y colegas va surgiendo, volvían a empezar de cero. Las miradas fijas que él no aguantaba, no sostenía, no se atrevía a seguir mirando esos dos ojos grandes que tanta fuerza y brillo reflejaban. Apartaba la vista de ellos unos segundos y al rato volvía a mirarlos, de forma discreta, para que ella no se diera cuenta. Le sonreía al ver la cara que el ponía cuando esos dos ojos grandes se fijaban en los suyos, tímidos. Sin quererlo casi pero muriéndose de ganas, sus dedos se entrelazaban, cerraron los ojos para gravar a fuego ese momento en sus mentes y un abrazó lo selló.

Nadie decía nada, no sabían que decir y pensándolo mejor, así estaba bien, todo aquello decía mucho más que cualquier palabra que pudieran pronunciar. Una mirada sostenida, una sonrisa hecha boceto y dibujada al ver la de ella. Su mano que se aproxima y acaricia su delicada piel y como si hubiesen firmado un acuerdo, sin pensárselo dos veces pararon el resto del mundo con un solo beso.
Las heridas provocadas por lo cortes, las yagas, las magulladuras fueron cicatrizando poco a poco, fueron curando con el tiempo. Y como una pompa de jabón soplada, aquello que todavía guardaban en lo más profundo de su ser, iba aumentando, con cautela de no soplar demasiado fuerte como para hacerla explotar. Pero esa pompa nunca ocuparía e lugar de aquel mundo de cristal, de aquel pasado. El decía que intentaría todo, ella no creía, ya no confiaba en las palabras aunque salieran del alma, quería hechos, que no llegaron. Una breve batalla y un soldado que dice tener fuerza y ganas de luchar, pero no es lo que se ve aparentemente, un soldado que abandonó por no conseguir su objetivo, hacerla c a m b i a r.

Fue difícil el momento en el que sus miradas se cruzaron después de todo lo pasado, después de algo más de un mes volvieron a mirarse frente a frente. Una situación tensa, complicada y más en aquel lugar, donde tantas otras veces sus miradas decían otra cosa, hablaban por si solas. Una mirada sostenida unas decimas de segundo, sin saber muy bien qué hacer, pero sin apartarla. Millones de sensaciones recorrieron todo su cuerpo, miles de pensamientos chocaban, unos contra otros. Y entre sensaciones y pensamientos, por su memoria iban pasando diapositivas, como si de una película antigua se tratase, de momentos compartidos en aquel lugar.

Una situación fría, distante, comparada con todas las demás que habían vivido tiempo atrás. Palabras que intentaban expresar sentimientos, miradas que no se cruzaban por la falta de valor, porque cada uno de ellos miraba en una dirección. Uno al suelo mientras intentaban expresar entre nervios y bloqueo, todo lo que quería hacerla saber, y ella le miraba de vez en cuando con una sonrisa en la cara, que se desdibujaba si él la miraba con los ojos tristes y sin saber que decir. Seguían andando, sin saber dónde ir, pero esperando que el otro dijese algo. Y con la mirada hacia el suelo, caminando al mismo tiempo y levantando la vista, viendo su mano a pocos centímetros de la suya, los recuerdos y quizá las ganas de agarrarse a su mano, como hacían tiempo atrás, la obligaban a volver a mirar al suelo. Era difícil volver a mirarse, con otros ojos, mientras uno pensaba que lo que había dejado pasar ahora era lo que quería, y otro pensaba en todo lo pasado a su lado y a la vez el daño causado, eran sentimientos enfrentados.


Miedo

Algo natural que todos hemos sentido alguna vez. Una sensación, preocupación por algo. Mis miedos. Van cambiando con los años, incluso van creciendo conmigo. Miedo a no cumplir sueños. Miedo a vivir momentos que no deseo. Miedo a no saber reaccionar. Miedo a olvidar. Miedo a recordar también. Miedo a perder lo que tengo. Miedo a no vivir mi propia vida. Miedo a perder mis raíces. Miedo a no superar mis fallos. Miedo a perder a aquellos que estuvieron desde el principio, a los que vivieron conmigo cada momento único de mi vida. Miedo a perderlas a ellas. Miedo a no poder contar con los que he contado hasta ahora, miedo a separarme de ellos. Miedo a mirar a un lado y no verlos, miedo a tener un día gris y que no haya nadie que consiga sacar lo mejor de mí, sacarme una sonrisa. Miedo a perderlas a ellas, las que han estado ahí estos meses, con una mirada diciéndolo todo, con un abrazo demostrar tanto. Miedo a no poder confiar en nadie, miedo a no saber a quién contar mi día. Miedo a crecer podría ser...?


Otra vez esa idea, esa que puede cambiarlo
todo en un instante, que puede romper con TODO





eso a lo que llames todo

Change

Una mañana con el cielo cubierto de nubes grises se decidió a mandarle sus pensamientos en forma de carta: "Acuérdate de ese tiempo, en el que hablábamos, reíamos y todo parecía tan normal, algo que empezaba, un sentimiento que nacía, algo que sentíamos. Poco a poco. Dimos tiempo para que aquello se definiera. Pero demasiado. Demasiado tiempo y algo poco definido. Momentos y tardes, risas y silencios, miradas cómplices y sensaciones únicas. Demasiado tiempo que se iba alargando para algo que nunca, nunca, tendría sentido. Estaba claro, y tú no quisiste reconocerlo, era evidente. ¿Y? Cambio y tiempo. Era absurdo seguir perdiendo más tiempo, cada uno con una idea, cada uno con una perspectiva. Dos personas, algo entre ellas y la idea no es la misma. Absurdo. No sirve de nada, no sirven de nada las palabras cuando solo hacen daño, cuando cada vez duele más. Cambio.

Y mira, poco a poco, pero más rápido de lo que pensaba, de blanco a negro, cambió. Volvemos al principio, pero esta vez no habrá segunda parte, esa parte donde estaban las miradas, esas palabras, ese sentimiento, ese dolor, esas putas lágrimas, ni una más. El tiempo hace el olvido y ver como son las cosas realmente, te hace abrir los ojos y darte cuenta de la perdida de tiempo buscando algo que nunca llegaría, no contigo. Quizá, esto nunca tuvo que pasar de unas simples risas. Todo ha cambiado, estoy de puta madre, y tu ya no estás, no de esa forma que hacia que tu nombre estuviera en mi mente día y noche. Alomejor es que no eras tan esencial como pensabas, alomejor esque no eras como yo queria que fuera, alomejor no quiero quererte ya, alomejor no te necesito, alomejor hay veces que hasta me sobras.

Tú ya no estas, pero yo sigo siendo
"

Una vez terminó cogió el sobre, se puso los zapatos y fue fumando un cigarro de camino al buzón, tranquila y relajada, se había desahogado y ahora se sentía mejor.