Te olvidaste de darme los buenos días, y mis besos de buenas noches se fueron apagando
Tiempo
Poco tiempo. Eso es lo que ha pasado desde el primer día. Tiempo, poco tiempo desde el día que todo empezó como una tarde de risas, una tarde que acabó con un beso. Esperado, por su parte. Desde ese momento algo cambió. Empezó a sentir algo distinto, diferente, algo especial. Algo que empezaba, esa sensación que te empieza a hacer sentir una pequeña ilusión, una sonrisa al pensar su nombre, recordar sus ojos, esa sensación cuando te vuelven a la memoria sus caricias, su voz. Esa sensación de seguridad a su lado, de confianza en poco tiempo.¿Y sabes que pasa después? Después, con los días, con los momentos a su lado, esa sensación crece, va a más. Crecen las ganas de verle, de estar a su lado, de tenerle cerca, de mirarle y que se dibuje en tu cara esa tonta sonrisa, que se vea en tus ojos la ilusión. Crecen las ganas de quererle. Crece la ilusión, crece esa sensación que te hace sentir especial, única a la vez, esa sensación que envidian, que muchos quisieran sentir. Pero no todo es de color de rosa, no todo es perfecto. Crece el miedo, si, miedo. A que todo eso desaparezca como por arte de magia, que todo eso cambie, que llegue el día en el que en vez de una sonrisa, las protagonistas de tu cara sean unas lágrimas, que salen de tus ojos y recorren tu cara, esa que un día estuvo iluminada por una enorme sonrisa, y él no este a tu lado para secarlas, y evitar que sigan saliendo. Lágrimas sinceras porque esa sensación siga en ti, que no se borre, para que él esté donde estuvo, porque todo lo que quede sean recuerdos, tan sólo eso y que nada se vuelva a repetir. No quieres que se vuelva a repetir de nuevo ese cuento, en el que la princesa llora, donde todo queda en un simple cuento de hadas, ese cuento que él te hizo olvidar.
Sobran las palabras, personas que cambian tu vida en un abrir y cerrar de ojos, que te hacen olvidar todo el puto pasado que tanto daño te ha hecho, que hacen que se pase el tiempo a su lado como si fueran suspiros, y en su ausencia...en su ausencia el tiempo se hace eterno, el tiempo no pasa, no llega el momento.
¿Sabes a que temo? a reir a tu lado y a llorar luego
Juega
¿Todavía te compadeces? ¿Es que no has aprendido nada? A estas alturas de la película, ya sabes quienes son los personajes, quienes son los buenos y quienes los malos. Quien juega limpio y quien juega sucio, sabes quien va de frente y quien miente. Sabes que no te puedes fiar, sabes que te intentan convencer, que mienten más que hablan, sabes que no tienes que caer, sino seguir su puto juego. Juega y compite. Usa tus trucos más sucios, no te compadezcas, no sientas pena, que ellos no lo hacen. Haz lo que quieras, con quien quieras, pero no caigas, te repito no caigas, si no quieres que te jodan. Es eso, un juego, y el que gana y consigue sus objetivos abandona la partida con una puta sonrisa dibujada en su cara, y ¿el que pierde? Tú, en este caso. Por haberte fiado, por haberte creído todo lo que te decía, por que te regaló los oídos, por haberte dejado llevar. Lucha. Juega. Que si alguien tiene que llorar que no seas tú, que si alguien tiene que estar mal que no seas tu, que si alguien tiene lo que se merece, esa no eres tu. No te mereces eso. Que sea él. Olvida e inicia una nueva partida. Nuevas partidas, nuevos aspirantes a algo, nuevos contrincantes. No vuelvas, nunca, a por una revancha si no estas segura de ganarla. No juegues una partida que perdiste, no dejes que te derroten otra vez. No apuestes todo en la partida, arriesgar todo es demasiado. Conocerás mil formas de jugar, mil formas de tirar el dado, mil formas de mover ficha, sácate los ases de la manga. Juega hasta que estés segura de que la partida no va acabar mal, que no vas a salir perdiendo, que la partida va a durar, que no habrá un jaque mate. Pero mientras, juega.
Gracias
Dos personas. Dos chavales. Un chico y una chica que creen saber lo que quieren. O realmente lo saben. Quieren disfrutar y lo que pase pasará. Quieren reír, ilusionarse, vivir. Ella. Quiere volverse a enamorar, poner un punto y final al pasado, ese tan oscuro y que tanto daño la hizo. Él. Él la quiere a ella y basta.Una tarde. Una tarde oscura que parece clara porque están juntos.Risas, risas y más risas, miradas que hablan. Caricias que dicen algo más y corazones que laten tanta fuerza que casi se escapan del cuerpo.Reencontrase con amigos comunes, y las típicas preguntas de siempre. Y respuestas contradictorias, respuestas que nadie esperaba. Otra vez, solos. Esta vez sí, ¿verdad? Sí. Esta vez sí. Una conversación que incita a un beso, un brazo bien colocado, el sitio idóneo a la hora exacta. Y, el beso tan esperado para ambos. ¿Y qué? Nada. Ella que cuenta lo mono, lo rico, lo especial que es. Él que quiere ser algo más que el niño rico de un beso. Quiere ser el de los cinco, los diez. El de los besos interminables.Y la pregunta que siempre aparece, ¿y ahora? Ahora descartan ser simples amigos. Él quiere más, y ella no se opone. Y el tiempo que sigue, continúa, y la ricura se transforma en casi amor. Y ahí siguen, ahí están, esperando cuál será el siguiente paso que les vuelva a unir en un beso.
¿Puedes?
Y esque en verdad, la vida, eso que llaman VIDA, es algo tan pasajero, tan irreal, nunca se tiene la felicidad completa. Eso que llaman FELICIDAD, ¿quién puede dar una definición de felicidad? ¿Tú puedes? ¡Inténtalo! ¡Venga, arriesgate! Por más que lo intento, no sé definirte la felicidad con palabras.
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