Te olvidaste de darme los buenos días, y mis besos de buenas noches se fueron apagando
A cada paso que doy, un nuevo grito, un grito que nadie oye, que nadie escucha. Un grito al que nadie acude, un grito que nadie socorre, un grito de ayuda. Grito una vez más, nadie acude, me levanto sacando fuerzas de flaqueza, me sacudo el polvo de la caída, me pongo en pie y sigo mi camino, quizá no sea el correcto, pero es mi camino. Por dentro grito, pero por fuera pongo una sonrisa en mi cara, que es lo que todos quieren ver y al fin y al cabo, yo quedo de puta madre.
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