Abrígate bien. El tiempo hoy no es cálido y no tenemos las defensas como para salir a la calle en busca de un buen constipado. Ves, del cielo están cayendo pequeños copos de nieve que esta madrugada eran gotas de agua y con las bajas temperaturas, han cambiado su forma. Ahora son más ligeros y el viento juega con ellos a su antojo. Las sube, las baja y hace remolinos blancos. Abrígate bien y sal a la calle, tapa cualquier resquicio que pueda aparecer con una bufanda para que esas pequeñas gotas no calen tu cuerpo. Ponte los guantes y evita que se te pongan las manos moradas del frio. Cúbrete la cabeza con un gorro, no solo para que las gotas no mojen tu cabello, sino que aunque las veas tan inofensivas, si se meten en tu cabeza, empezaran a hacerte pensar en el cómo alguien especial. Pequeñas gotas de amistad con algo de especial sobre tu cuerpo. Si siguen bajando las temperaturas, abrígate más aun. Esos pequeños copos ahora son algo más que amistad, unos poquitos no pasa nada, a todos nos hace gracia vernos lleno de nieve, nos parece tan especial. Pero cuando estamos empapados, con las manos heladas de frio, la nariz roja y la cara como si con tan solo rozarla se nos fuera a romper en mil pedazos, no nos reímos tanto. Cuando de verdad los copitos de amor han burlado las fronteras de nuestras mil capas de ropa y todo tipo de complementos para resguardarnos del frio y sientes como a ti también te han atrapado, tú también has caído en el juego de la gracia que acaba siendo algo más que una especial amistad…entonces estás calado hasta los huesos. El amor, por mucho que te has abrigado, te ha calado.
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